domingo, 22 de abril de 2012

Dead by April - Metalcore para adolescentes


Sobre el último disco de los Dead by April, llamado Incomparable, debo decir que si bien el inicio de Dreaming puede prometer, lo cierto es que Incomparable resulta demasiado -Jejé- comparable con muchísimo material del que lleva circulando lustros por el mundo, y si oyendo esos pitiditos del principio he podido pensar en que los mejores Enter Shikari iban a entrar en acción, después se ha quedado todo en un limbo de fáciles melodías y previsible desarrollo. Un ojalá fuéramos Bullet for my Valentine pero no lo somos, de hecho, más bien me recuerdan a mis queridísimamente odiados Good Charlotte y a ratos a Evanescence.


Aún así, tengo una cierta debilidad por estas bandas tan OhMyFuckingGod súper chachi hardcoretas. Igual es su rollo, esa imagen de malotes con tatuajes y cara de mala hostia de la portada. Igual es que en el fondo es un disco de POP y a mí me gusta el pop. Igual es que todos tenemos un pasado.



Así que por alguna razón, no los odio y me he escuchado su disco enterito mientras hacía problemitas de métodos numéricos ye-ah. Pero, en serio, es material del bueno si tienes dieciséis años y estás enfadada porque mamá no te deja hacerte el septum o quieres sentirte amada por un hardcoreta veinteañero de musculado torso y tatuados bíceps. Así que, mi opinión personal cariñito, escúchate a estos tíos y deja de pensar en hacerte dilataciones, porque lo que nunca te contaron tus ídolos de juventud es que las dilatas huelen MAL. Pero eso es otro tema.
Como iba diciendo, no es un mal disco, asumiendo sus objetivos y sus posibilidades como banda, los vocal suenan a unos majetes Linkin Park con un poco más de guturalidad (En serio, me pierden los temas a dos voces con gritones). Pero me llama la atención que si prescindimos de sus riffs de guitarra las canciones podrían estar firmadas por los Back Street Boys, y digo, me llama la atención, porque son suecos, y el mercado europeo, aunque no lo parezca, es mucho más duro. Queremos mierda de la buena, y con este rollete pseudo-hard no van a conquistarnos, o quizá es que me hago mayor y vislumbro los truquetes de los productores, los guiños a Skrillex, o al metalcore de 2004.
Qué triste.

En ese aspecto, el desarrollo del típico disco comercial de softcore está guay, está su baladilla a mitad disco, su tralla dura salpicando alternativamente los tracks y en general un sonido reconocible e identificable, mil veces imitado, pero oigan, bien ejercido (la magia del estudio también ayuda, habría que verlos en directo). Lo más destacable, que la mitad de las canciones lleven agregados samples casi trance: NADA NUEVO, no nos engañemos, pero a mí es que me compran muy fácilmente con estas cositas.